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Hamlet y la Anticipación

Updated: Apr 11, 2021

Hamlet no es solo una obra de teatro. También se ha hecho un lugar en el mundo de la psicología. Es una historia basada en el mito de Orestes. Hamlet es la versión de esta historia contada por William Shakespeare, quien logra dar una particular profundidad psicológica al personaje. Profundidad que expresa los patrones comportamentales y organización de un particular mundo psíquico que nos resulta reconocible en personas reales, es decir, una particular estructura de personalidad.

Descrito en la obra, Hamlet era un buen príncipe, estudioso y con formación académica. Es astuto, noble, apasionado, crítico y sarcástico. Era un soldado diestro en el uso de la espada, la esperanza y el orgullo del reino, elegante y tenía un buen comportamiento; pero tuvo que convertirse en un hombre duro para poder vengar a su padre. Hamlet es, en definitiva, un hombre no solo normal, sino ejemplar. Pero se ve atormentado a causa de la índole particular de la misión que se le impone.

El personaje puede leerse o representarse de muchas formas: ante un duelo imposible y sometiéndose al mandato del espectro paterno, o en pelea con el deseo de su madre, o padeciendo su amor mortificado por Ofelia. Podemos verle dudando entre ser o no ser. O escindido entre razón y pasión, o debatiéndose entre el no querer saber y el saber demasiado. En todos los casos, en todas las miradas, el personaje pone ante los ojos del espectador o lector, los devastadores efectos de la indecisión y la duda.

En toda la obra, Hamlet no es capaz de explicar por qué posterga una y otra vez la acción de dar muerte a su tío.

Aquí radica el gran éxito de la obra, nadie del público o ningún lector, podrá decir cuál era el realmente el conflicto de Hamlet, ni Hamlet mismo llega a postularlo, sin embargo, cada espectador o lector llega a conmoverse. Aquello radica en que todos, en mayor o menor medida, podemos reconocer en nosotros estas luchas internas. Nos resulta fácil reconocernos a nosotros mismos. ¿Pero qué es lo que reconocemos? Reconocemos la duda. Reconocemos ese proceso de estudiar los escenarios y sus consecuencias.

La duda no es otra cosa que la anticipación. Y cuando tomar una decisión en la que hacer lo «correcto» puede ser lo más devastador, esta anticipación puede convertirse en una sucesiva evaluación de los posibles escenarios. Una y otra vez.

Hamlet es capaz de imaginar las funestas consecuencias de hacer “lo correcto”. Sabe que de cumplir lo que su padre espera de él, posiblemente perderá a su madre, destruirá la interacción social del reino y muy probablemente perderá también a Ofelia.

Y si bien todos podemos reconocer el mecanismo de la duda, a la vez podemos empatizar con una estructura de personalidad donde la evaluación de escenarios futuros, la anticipación de posibles peligros, y de las eventuales consecuencias de una decisión u otra, se encuentran particularmente exacerbadas. Ese es el gran valor de Hamlet.


Bibliografía

Freud, S. (1904) Personajes Psicopáticos en el teatro (Manuscrito inédito en alemán, versión inglesa por Henry Alden Bunker, apareció en el Psychoanalytic Quarterly, 11: 459-464, 1942, con el título Psychopathic Characters on the Stage) En Freud Total 2.0, Ediciones Nueva Hélade, enero de 2002.

Kozicki, Enrique (2004) Hamlet, El Padre y La Ley, Editorial Gorla, Buenos Aires, Argentina.

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